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Cómo dejar de ser un consumidor esclavista desde tu clóset

Cuando pensamos en contaminación nos viene a la cabeza la imagen de una fábrica con grandes chimeneas, un centenar de coches atorados en el tráfico o un montón de basura a la orilla del mar. Pero la contaminación está más próxima de lo que pensamos. Junto a nosotros, rozando nuestra piel literalmente. Actualmente la moda es la segunda industria que más contamina al mundo, después del petróleo. Aunado a la problemática medioambiental, las prendas que usamos podrían simbolizar las nuevas cadenas de esclavitud para muchas personas alrededor del mundo.


Tres de las principales causas por las que la moda se ha convertido en un problema para el planeta —y para muchas comunidades— son el fast fashion, los materiales utilizados y el sistema de maquilación las prendas. ¿Pero en qué afecta cada una? ¿Y cómo podemos ayudar? Es muy simple, podemos hacer pequeños cambios que lograrán un gran impacto sin sacrificar nuestro estilo. Aquí te explicamos cómo combatir cada una de estas causas.

¿Cómo ayudar?

Vivimos en una cultura de consumo. Por medio de un discurso persuasivo, las marcas nos convencen de que somos lo que poseemos. ¿Y si no tenemos nada? ¿Somos nada? Las marcas se aprovechan de nuestras inseguridades. ¿Cómo puedes alejarte de esto? En lugar de comprar tres pantalones que te duraran tan sólo tres meses, mejor invierte en unos de buena calidad que soportarán lavada tras lavada. Además, cada vez que vayas de compras haz una lista de las cosas que necesitas. Y si te sientes tentado en comprar la playera que viste en rebaja, pregúntate: “¿usaré esto después de seis meses?, ¿va con mi estilo de vida?, ¿verdaderamente lo necesito?”. También está la opción de comprar ropa vintage o de segunda mano. No sólo le dará un toque único a cualquier look, sino que ayudará enormemente al planeta. Recuerda que por más que la moda sea un reflejo de nuestra persona, no resume lo que somos realmente.


Lugares donde se maquila tu ropa

Parte de cuidar al planeta es cuidar a los seres que habitan en él. ¿Te has preguntado alguna vez dónde se produce tu ropa? Una nueva especie de esclavitud ha nacido y se ha dado en las sweatshops (talleres de trabajo). Los empleados trabajan largas jornadas de hasta 100 horas a la semana por una paga miserable, en malas y peligrosas condiciones. Incluso puedes ver a niños trabajando en estos talleres.

Uno de los casos más sonados fue el incidente ocurrido en Rana Plaza (Bangladesh) en 2013. Un edificio de talleres de trabajo se vino abajo y provocó la muerte de alrededor de mil 129 personas y más de 2 mil 500 personas resultaron heridas. Este hecho fue provocado porque el edificio nunca recibió mantenimiento; los dueños ignoraron las advertencias que se les había dado sobre la situación crítica en la que se encontraba el inmueble.

¿Cómo ayudar?

Muy fácil. En nuestra ropa podemos encontrar una etiqueta con todos los detalles de cada prenda, incluyendo dónde fue manufacturada. Infórmate sobre las condiciones del lugar. Como consumidores debemos preguntar a las marcas cómo es la situación de los trabajadores, exijamos transparencia. Existen movimientos —como Fashion Revolution— que luchan por la moda sustentable y la transparencia. Las marcas no pueden actuar sin nuestro dinero, así que debemos pensar bien en qué invertiremos nuestro dinero.

¿Qué más podemos hacer al respecto? Comprar en tiendas éticas que se comprometan a cuidar la vida de sus empleados. Bajo el nombre “moda ética” podrás encontrar diversas marcas en Internet. Otra buena alternativa para luchar contra las sweatshops es comprar moda nacional. No sólo impulsarás el comercio local y la generación de empleos, sino que obtendrás total transparencia sobre trato que reciben los empleados.



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